La extraordinaria importancia de la actividad empresarial en el cuadro general de la actividad económica exige rodearla de publicidad para que el propio Estado y los particulares puedan conocer en cualquier momento con rapidez y certidumbre los más importancias datos referentes a los sujetos de esa actividad, a sus cambios y mutaciones y a ciertos aspectos del tráfico que realizan, y para que los propios empresarios puedan ampararse en los efectos jurídicos de la publicidad frente a los terceros que pretendieran ignorar o desconocer las consecuencias de los actos publicados.
En materia de sociedades es muy frecuente la publicidad obligatoria de ciertos actos en el Boletín Oficial del Estado (artículos 18, 53, 98, 117, 134, 153, 164 y 166 de la Ley de Sociedades Anónimas, artículo 19 de la Ley de Sociedades de responsabilidad Limitada); la solicitud y concesión de marcas y otros derechos de propiedad industrial se publican en el Boletín Oficial de la Propiedad Industrial; pero la publicidad oficial más importante es la publicidad registral. Los registros son los instrumentos típicos de la publicidad legal, y entre ellos destaca por su importancia el Registro Mercantil, que, teniendo su precedente remoto en la matrícula de mercaderes de las corporaciones o gremios medievales, fue regulado por primera vez en el Código de comercio español de 1829.
Fuente:
Derecho Mercantil, Rodrigo Uría, página 95.
