Teniendo en cuenta los principios informadores de los que ya hablamos, pueden señalarse tres tipos de normas en el Derecho del Mercado Financiero: las normas funcionales, las normas prudenciales y por último las normas de conducta.
- Normas funcionales
Las normas funcionales tratan de garantizar el principio de eficiencia del sistema, y tienen la finalidad de facilitar el buen funcionamiento del mercado.
Así:
+ La reserva legal de la apelación al ahorro público a determinadas entidades.
+ La reserva y exclusividad legal de las distintas actividades financieras.
+ El pluralismo institucional o establecimiento de distintas categorías de entidades a las que se reservan las correspondientes actividades.
- Normas prudenciales
Las normas prudenciales establecen un "control prudencial" sobre las entidades para garantizar el principio de estabilidad de las mismas (su solvencia, liquidez y rentabilidad) con finalidad tuitiva del pequeño inversor, mediante la clásica distinción de disciplina y control. Se trata del régimen de supervisión que afecta a las distintas fases de la vida de la empresa financiera:
+ La autorización para acceder al mercado;
+ El suministro de información económica y contable;
+ La intervención y suspensión, en casos de crisis.
- Normas de conducta
Las normas de conducta se dirigen a asegurar la transparencia de los mercados, tanto mediante normas que fijan y ordenan la "conducta profesional" (relaciones de las entidades con su clientela, medios técnicos con que deben contar, secreto profesional... etc.). Se trata de normas muchas de ellas de Derecho administrativo, pero que integran el contenido de las normas de Derecho privado, en relación, por ejemplo, con la diligencia exigible a las entidades, o el carácter abusivo de determinadas cláusulas contractuales.
Se trata, en definitiva, de garantizar la confianza del pequeño inversor (base del mercado): la desconfianza es contagiosa y puede llegar a producir un efecto dominó que provoque la crisis del sistema financiero.
